Era Diana una joven alegre, la vida le sonreía, su verano en Galicia le encantaba, la brisa, la noche de agosto, todo era un canto a la vida.
Ella no sabía que en pueblo de Boiro había lobos y marchaba confiada hacia su casa, sola.
De un coche bajó esta figura que no era un hombre sino una fiera predadora que disfruta matando y que la derribó y mató.
Luego la tiró a un pozo.
Me duele.
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